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Miedos que tenemos los padres sobre el futuro de nuestros hijos

  • Juan Cristóbal Didier
  • 19 mar 2019
  • 6 Min. de lectura

Actualizado: 6 ago 2019

Ser padres no es tarea fácil, eso lo saben todos quienes han sido padres, y es lo que he escuchado en mi experiencia con más de 200 padres y apoderados a los que he acompañado en mi carrera profesional.


Ser “buenos padres” no es algo que pueda aprenderse completamente, o enseñarse, sino que debe experimentarse en primera persona, y por así decirlo, cada quién debe construirse como padre o madre a su propio modo, con sus propias creencias, experiencias, historias de vida, anhelos y valores.


"Frente a quienes más amamos en la vida, esperamos un futuro seguro que podamos visualizar y controlar."

El hecho de que no haya caminos predeterminados para todos los padres por igual, abre un terreno fértil para el surgimiento de todo tipo de miedos y preocupaciones.


Vamos a comenzar aclarando que todos tenemos miedos, lo que en parte se debe a la incertidumbre por el futuro. Yo por ejemplo, en ocasiones atravieso momentos de intensas dudas ante el futuro. No tenemos el control total sobre lo que va a ocurrir más adelante, y entre más incertidumbre haya, más factible es asustarnos por todo tipo de asuntos, con mayor o menor consideración de la realidad.


Y frente a quienes más amamos en la vida, esperamos un futuro seguro que podamos visualizar y controlar.


Como padre o madre, esperas que tus hijos estén seguros, que no les ocurra nada dañino, y que puedan surgir y realizarse.


Veamos ahora 3 temores habituales que frecuentemente escucho de padres o madres como tú:


1- Temor al fracaso financiero de mi hijo o hija:


Posiblemente sea uno de los aspectos más temidos, “que a mi hijo(a) no le vaya bien, y no gane suficiente dinero como para llevar una buena vida con al menos las mismas comodidades que tuvo con nosotros”.


Este temor es lógico tenerlo, especialmente si tus hijos están considerando tomar caminos laborales especialmente riesgosos, como carreras que ofrecen “poca estabilidad laboral”. Pero aún con hijos que piensan estudiar una “carrera tradicional” podemos temer esto.


2- Temor a que se equivoque con sus decisiones:


Otro aspecto que escucho frecuentemente, es el miedo a que “mis hijos tomen decisiones erradas”, y que al poco tiempo ellos se den cuenta del error.


Por ejemplo, un error muy temido es a que ellos elijan una carrera que no era la que realmente querían estudiar, o la que mejor coincidía con su vocación o "expectativas.


3- Temor a que mi hijo(a) “no se la pueda” en el mundo universitario o laboral:


Muchos padres dicen temer que sus hijos puedan fracasar en los primeros años de la carrera y deban abandonarla, o que luego de salir al mundo laboral, no encuentren trabajo.


Este es un temor que cobra sentido y fuerza, considerando el cambio de etapa al que se enfrentan los escolares, por el término de la etapa de educación media. Este término implica posiblemente uno de los cambios en la vida más relevantes, y un salto a la adultez y a tomar decisiones que antes no habían existido.



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Esperas que tus hijos estén seguros, que no les ocurra nada dañino, y que puedan surgir y realizarse.



Sin duda hay muchos otros temores, adicionales a estos, que los padres pueden sentir, frente al futuro de sus hijos, independientemente de qué edad tengan.


Generalmente, los miedos que sienten los padres tienen profundas raíces en sus propias historias de vida y expectativas, ligadas a lo que aprendieron ellos mismos en su camino de vida con sus propios padres. Pero eso da para otro artículo completo, en el que me enfocaré en otra ocasión.


Normalmente lo que ocurre, es que los padres se desesperan por los miedos que sienten, y esto lleva muchas veces a presionar a los hijos hacia ciertas decisiones, o bien la angustia del padre o madre los lleva a pelear con los hijos, y lo que ocurre es que los padres se ven movilizados y actúan “desde” los temores.


El primer paso para abordar los propios miedos que sentimos, es identificarlos, reconocerlos y visibilizarlos, en un espacio seguro.


Esto es relevante, ya que normalmente lo que ocurre, es que como los miedos no son algo agradable de pensar o sentir, los tratamos de sacar de la conciencia, los ocultamos o evitamos, lo que los desplaza a un plano inconsciente, y entonces ocurre que actuamos desde ellos. Lo que llevamos a un plano inconsciente, suele retornar e influir nuestra conducta fuertemente.


"Generalmente, los miedos que sienten los padres tienen profundas raíces en sus propias historias de vida y expectativas."

Te propongo el siguiente ejercicio, para comenzar a trabajar en tus miedos sobre el futuro de tus hijos:


Encuentra un momento del día, en el que tengas unos 15 minutos disponibles. Serán 15 minutos en los que invertirás en tu hijo o hija (y de paso en ti mismo/a).


Libera ese tiempo de otras obligaciones, desconecta tu celular y computador de internet, las redes sociales y el mail, para que puedas concentrarte, y conecta algún disco musical que te guste, y que te genere un espacio de concentración y conexión personal. Te sugiero prepararte además un té o café, o algo para tomar que te guste, para acompañar de manera agradable el ejercicio.


Luego, puede ser en computador, o con papel y lápiz, según lo que más prefieras, escribe sin censurarte, una lista de 100 miedos que sientas o pienses, acerca del futuro de tu hijo(a). Dado que nuestros hijos son individuos únicos, en caso que tengas más de uno, puedes escoger cuál de ellos te preocupa más, o se encuentra ante decisiones que más te preocupan por su futuro, y hacer el ejercicio enfocado en él o ella.


Este ejercicio es similar a la “asociación libre”. Vas a dejar fluir lo que vaya apareciendo, sin pensarlo demasiado, ni filtrar o censurar nada. Deja que tus honestas y verdaderas ideas o sensaciones surjan, y escríbelas como vengan, sin preocuparte de nada más que de seguir escribiendo.


No corrijas nada ni te preocupes si deberías tener o no ese temor. Solo sigue escribiendo, hasta llegar al número 100. Si no te viene nada en algún momento, puedes repetir, o ir detallando temores más específicos de otros anteriores.


Todos quienes hemos hecho este ejercicio, pensamos que es imposible llegar a 100, pero te sorprenderás cuando llegues. En la conciencia, todos los seres humanos manejamos ciertas ideas a las que “les damos vuelta” regularmente, pero inconscientemente hay muchas otras que no nos permitimos pensar, o que están ocultas ante nosotros mismos.


Luego de escribir los primeros 10 o 20 miedos, comenzarán a surgir ideas que no habías pensado conscientemente, pero que están ahí.


Una vez que termines, deja reposar el ejercicio, y puedes volver en un par de horas, o al día siguiente, y entonces agrupa tus miedos en categorías, según las similitudes que vayan teniendo entre sí, o al tema mayor que obedezcan. Por ejemplo el “temor a que mi hijo repruebe ramos universitarios” y el “temor a que no se la pueda con la carrera” podrían agruparse en la categoría “Temor al fracaso universitario”.


Luego que tengas listas las categorías, destaca con color verde las categorías que sientes como temores menores, que tienes claro que solo son ideas tuyas que no tienen mucho asidero real, o que tienes confianza en que no serían graves para tu hijo(a).


En amarillo, destaca las categorías de temores medianamente intensos, que sientes son importantes, y que podrían afectar a tu hijo(a), pero que no sabes si podrá enfrentar adecuadamente.


Y por último destaca en rojo las categorías de temores que tienes sobre el futuro de tu hijo(a) que te asustan profundamente, que te quitan el sueño, o que temes tengan consecuencias graves para él o ella.


El primer paso entonces, es visibilizar los miedos que tenemos, ya que de esa manera podemos trabajarlos, y hacernos cargo de ellos, para evitar que nos dominen. Con este ejercicio estarás dando el primer paso, y podrás tomar conciencia de cuáles son los principales temores que tienes ante el futuro de tu hijo o hija, y a partir de aquí, reconocer que son “Tus” temores, y que no son “La” realidad.


"El primer paso para abordar los propios miedos que sentimos, es identificarlos, reconocerlos y visibilizarlos, en un espacio seguro."

Diferenciar tus temores de la realidad, te permitirá escuchar más abiertamente a tu hijo(a) y ver otras posibilidades de realidades alternativas que puedan suceder en el futuro.


Identifica cómo te sientes luego del ejercicio. Quizá sientas más claridad ante cuáles son tus temores. O quizá te atrevas a reconocer un temor al que no le habías dado importancia antes. O quizá el ejercicio te hace sentir más tranquila(o) y tus temores bajen de intensidad, solo por sacarlos fuera.


Por último, quiero plantearte que no se trata de hacer desaparecer completamente los miedos que tengas sobre el futuro de tus hijos. Los miedos nos abren los ojos ante posibilidades futuras dañinas o peligrosas. Se trata más bien de hacerlos conscientes, de no confundirlos con “La” realidad, y de reconocer que cada miedo apunta a un aspecto de la realidad que hay que considerar para evaluar su verdadero peligro.


El riesgo es que los miedos te paralicen, o te lleven a influir a tus hijos a tomar decisiones exclusivamente desde ese lugar de temor.


Ya que en este período de la vida, terminando el colegio, una de las cosas fundamentales para todo joven es poder tomar decisiones desde un espacio de confianza en el futuro.


Si tienes ganas de conversar conmigo, o necesitas orientación para manejar tus miedos, escríbeme a jcdidier@uc.cl. ¡Te espero!



Te mando un saludo afectuoso,


Juan Cristóbal Didier

Psicólogo Vocacional y Psicoterapeuta UC


Psicólogo Vocacional Juan Cristóbal Didier
Conversemos, escríbeme a mi mail jcdidier@uc.cl



 
 
 

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